Morelia, Michoacán.- Una curiosidad cinematográfica presentó este mediodía el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM). Se trata de la película Siempre hay una primera vez, un drama concebido el año 1969 y estrenado dos años más tarde, y que en su momento estuvo en el centro de la polémica al abordar la sexualidad femenina lejos de los prejuicios y del burdo esquema que tiempo después ofrecería el denominado cine de ficheras en México.

La película reunió por primera vez a varios directores y cineastas que después serían claves en la renovación de la industria nacional: José Estrada, Mauricio Walerstein y Guillermo Murray, entre otros nombres.

Con destacadas actuaciones femeninas en manos de Ana Martín, Ana Luisa Peluffo y Helena Rojo, se trata de tres cortometrajes unidos en una misma película a partir de una temática común y controversial: la pérdida de la virginidad femenina y las consecuencias de ello frente a la rígida moral imperante en el México de principios de los años 70.

Bajo esa premisa, Siempre hay una primera vez resultó en su época un buen antecedente de los años posteriores: el cuidado por el ritmo, una visión de la sexualidad avanzada para la época, la importancia de los detalles (la primera escena, de los niños compartiendo una paleta de nieve, es uno de los más significativos). A la vez la desesperanza, la miseria urbana, la ciudad: como para pensar que en esos años ya se hacía en México el equivalente a lo que en Hollywood, aún más tarde, harían Scorsese, De Palma, Coppola y otros que hoy son leyendas.

El filme es, además, uno de los más destacados del proyecto Cinematográfica Marte, comandada, según narra hoy el director de la Cineteca Nacional Alejandro Pelayo, por dos empresarios muy jóvenes: Mauricio Walerstein y Fernando Pérez Gavilán, quienes con su película Los Caifanes instalaron definitivamente en México una nueva manera de abordar el cine.

“La existencia de cineastas nóveles dispuestos y deseosos (…) junto con la necesidad de una renovación fueron los cimientos en que se basó la fundación de esta nueva compañía (…). El lenguaje cambia, se volvía ‘la onda’, los diálogos navegaban intertextualmente entre la cultura popular y la cultura de las élites intelectuales. Una productora que puso las bases para que en los próximos años algunos cineastas encontraran las posibilidades de hacer verdadero cine de autor”, narra Pelayo a propósito de las circunstancias que posibilitaron esta película.

En resumen, una cinta que asume todos los elementos anteriores, que tras casi 4 décadas aún se deja ver sin problemas  y que es parte de la historia grande de la cinematografía en el México actual. Pero ante todo, y eso por sí sólo debiera bastar, una muy buena película.

Siempre hay una primera vez se presentará de manera gratuita por segunda ocasión en la Casa Natal de Morelos, el domingo a las 20:00 horas.

Puedes ver la película completa dando clic aquí.

 

 

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