La lección perredista

El acuerdo al que llegaron los principales liderazgos del PRD y que hicieron público ayer es de enorme trascendencia, al grado que puede ser la diferencia para México en los comicios de 2018. Primero, mandaron una señal inequívoca: su apuesta es por el Frente con el PAN y MC y un gobierno de coalición; segundo, ellos no van divididos y no admitirán a los divisionistas, y tercero, con la aceptación de Miguel Ángel Mancera como su precandidato presidencial, despejan el camino a los panistas para presentar al suyo y abrir el juego, democrático, de selección.

Con este acuerdo, además, los perredistas sorprendieron y dieron una lección de fino tejido político; sobre todo, porque los últimos acontecimientos, declaraciones de algunos dirigentes de sus ‘tribus’ y trascendidos no aclarados ni desmentidos, hicieron creer que estábamos en vísperas del punto final para el Frente.

Toca ahora a los panistas -y especialmente a su dirigente, Ricardo Anaya- dar el siguiente paso y destrabar la crisis interna que se agudizó con la renuncia de Margarita Zavala a la militancia azul. Si en este partido logran dirimir sus conflictos y lograr un acuerdo de unidad para fortalecer al Frente, entonces estaremos ante la formación de una fuerza política con verdaderas posibilidades de ser mayoría en los comicios de 2018.

Y de eso nos daremos cuenta en los próximos días.

Pero volvamos al trascendental acuerdo que alcanzaron los perredistas. Porque ahora sí que convencieron a los escépticos y dejaron sin argumentos a los críticos y detractores. No dejaron ninguna duda ni cabo suelto: con el consenso de todos, van por la consolidación del Frente, reafirmaron su propuesta de un gobierno de coalición que ponga fin al actual régimen, y antepusieron el interés general por sobre los intereses personales.

Destaca en ese sentido la posición del gobernador del Michoacán, Silvano Aureoles, quien refrendó en este acuerdo interno lo que siempre ha dicho en público: por encima de cualquier interés personal, está la posibilidad de construir un proyecto de nación.

Aspirante como fue a la postulación perredista, Silvano Aureoles dio un ejemplo de nobleza e inteligencia política a los muchos precandidatos panistas en liza; distinguió que lo importante es la construcción del Frente, y optó por el acuerdo, que ahuyentó cualquier intento de división dentro del PRD y alentó las negociaciones con panistas y emeceistas.

Los perredistas, pues, en lo colectivo y en lo particular demostraron que su apuesta es muy clara: van por un gobierno de coalición. Y por ellos no va a morir el intento. Al contrario.

Por eso privilegiaron el acuerdo. Y de ahí, con ese objetivo, su enorme trascendencia.

Aquí se queda… ¡aquí entre nos!

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