Fiestas Patrias con aroma preelectoral. Aquí y allá. Es el tiempo de los precandidatos, de las especulaciones, de las encuestas y de los mensajes que todos quieren interpretar a partir de un sólo convencimiento: a partir de ahora todo es sumar o restar. Dime el cargo que quieres y te diré quién eres. O sea.
Aquí y allá. Son los tiempos de las definiciones (y de muchos indefinidos e indefinidas, también) que le dan sabor a la celebración por la Independencia nacional.
El ambiente en las plazas públicas, ¡faltaba más!, es termómetro. Todo luce en paz y en calma y es buena señal. La alegría y la fiesta desbordada en las calles, la tranquilidad y uno que otro gritos de apoyo que por ahí se escuchan, son también elementos a considerar. Que no le digan, que no le cuenten: todo suma o resta.
¿Vamos bien? Si la fiesta por El Grito es el termómetro, la respuesta es positiva. Hay cosas que no se pueden ocultar ni negar: las frustraciones son cosa del pasado.
Buen punto éste. Porque no siempre se puede presumir que se tuvo la fiesta en paz. Y cuando toca, pues hay que decirlo con todas sus letras: la casa está en paz. Con problemas como en cualquier otra casa, pero en paz, muy lejos de los nubarrones y tormentas de hace apenas cuatro/cinco años. Sí, hay que decirlo y presumirlo. No es para menos.
Todo suma o resta. Y estábamos en que son tiempos preelectorales: la imagen es el mensaje. ¿Está claro?
Desde el balcón central de Palacio todo luce en paz. No se se avizoran nubarrones. Tampoco tormentas.
Todo suma o resta.
Aquí se queda… ¡aquí entre nos!