ECONOMÍA, ROBOS y RECORTES

No necesitamos ningún muro en la frontera ni ningún fundamentalista como Donald Trump en la presidencia de los Estados Unidos para que a México le vaya mal, muy mal durante 2017. Evidentemente, nosotros somos nuestros peores enemigos y nos quejamos y vociferamos pero cuando hay elecciones el pueblo sigue votando por los candidatos de siempre.

La economía será el tema centran este fin de año pues desde septiembre se anunciaron recortes presupuestales en áreas estratégicas para el desarrollo nacional según está previsto en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2017 (ver http://primeraplananoticias.mx/portal/diatriba-en-contra-de-por-alejandro-baez-42/) y los gobiernos estatales y municipales buscan la manera de ajustar sus cuentas para poder salir a flote aplicando impuestos o sobrepagos que, como siempre, afectan a la ciudadanía, que es el único sector del país que sí se aprieta el cinturón año con año, con la disminución de su capacidad adquisitiva.

Encima de ello, líderes políticos como Manlio Fabio Beltrones, ex presidente del CEN del PRI, comentó que subir el salario mínimo a cien pesos diarios es demasiado para los mexicanos pues expondría nuestra economía a una situación de inestabilidad lo que podría llevar a una crisis económica. Obviamente, esto es una perogrullada o una broma de muy mal gusto.

¿Cuántas veces no hemos escuchado de boca de distintos funcionarios tal sinsentido? Recordemos, por ejemplo, a Rosario Robles al frente del programa Prospera quien estableció que “con un apoyo diario de alrededor de 12 pesos por persona, un hogar de cinco integrantes podrá cubrir sus necesidades de salud, alimentación y educación”, según información periodística publicada el 31 de diciembre de 2014 por La Jornada (ver http://www.jornada.unam.mx/2014/12/31/sociedad/032n1soc)

En el mismo tenor, en tiempos de la presidencia de Felipe Calderón, su secretario de Hacienda, Ernesto Cordero Arroyo, señaló que una familia mexicana promedio puede vivir perfectamente con seis mil pesos al mes (ver http://www.excelsior.com.mx/node/716177) por mucho que después se desdijo.

Cada año de cada sexenio, desde la gran primera crisis económica que sufrió este país en 1976, y de la cual nunca hemos terminado de salir, el pueblo mexicano debe de afrontar que el dinero rinde menos; que la micro economía, la familiar, se desmorona; que la devaluación nos golpea a cada instante; que la capacidad adquisitiva disminuye; que la canasta básica es todo, menos alcanzable; que los impuestos, el IVA, el ISR, etcétera aumentan disminuyendo el salario del trabajador… y la lista sería interminable.

El gobierno federal propuso al Congreso de la Unión un recorte histórico por 239 mil 700 millones de pesos al presupuesto para 2017, equivalente al 1.2% del PIB. Si sumamos lo que Javier Duarte se robó en Veracruz, Guillermo Padrés Elías en Sonora, Tomás Yarrington en Tamaulipas; Leonel Godoy, Fausto Vallejo, Salvador Jara y Alfredo Castillo Cervantes en Michoacán; Humberto Moreira en Coahuila y tantos otros gobernadores en años recientes y lo devolvieran, no sería necesario el recorte presupuestal pues hasta superávit habría en la economía mexicana.

¿Dónde quedó el dinero que le incautó el gobierno de Felipe Calderón al chino Zhenli Ye Gon en marzo de 2007 y que según las crónicas de la época eran 205 millones 564 mil 763 dólares estadounidenses, 17 millones 306 mil 520 pesos mexicanos, 201 mil 460 euros, 113 mil 260 dólares de Hong Kong, 11 centenarios, 20 mil dólares en cheques de viajero, un gran lote de joyas, sin cuantificar su valor, 52 billetes falsos de cien dólares americanos y 52 billetes dañados de cien dólares, dos de 50 y uno de un dólar? Una parte, según el discurso presidencial, fue usado para la lucha anti narco y el resto simplemente desapareció de las oficinas de la Procuraduría General de la República (PGR).

Si ese dinero se inyectaba a la economía mexicana y no a los bolsillos de los políticos y funcionarios de todos los niveles, México hoy tendría mejor economía. Pero los servidores solo piensan en sí mismos y jamás en sus representados. Por eso estamos como estamos.

Pero también, es vergonzoso, los legislativos de este país se sirven con cuchara grande. Ellos disminuyen el presupuesto federal para 2017 pero se aumentan el sueldo y las prestaciones para el mismo año, alegando que es para poder hacer bien su trabajo.

“Político pobre es un pobre político”, dijo Carlos Hank González, hijo del grupo Atlacomulco y esta verdad se ha convertido en indiscutible. Pero para tener a un político rico hay que tener a un pueblo pobre.

¿Qué nos importan las amenazas venidas del presidente electo de los Estados Unidos si nosotros solos podemos aniquilarnos?

Pero esta es tan solo mi opinión.

Deja un comentario