Foto: Agencia Altorre

Algo se rompió en Morena Michoacán. Y no fue precisamente la olla de valores que el presidente López Obrador ve medio llena entre los suyos. No, esa olla nunca existió aquí. Lo que reventó fue la cristalería… los chivos hicieron lo único que saben hacer con los cristales.

Eso nos cuentan los que saben de las cosas en el partido guinda, que señalan la falta de liderazgo como el principal problema. Con otra pregunta responden a la pregunta del por qué tantos desaguisados: ¿quién manda en Morena Michoacán? ¿Quién dirige al partido que le hagan caso?

La respuesta es contundente: no hay dirigente ni liderazgo reconocido por ellos mismos.

Y el cierre, con precisión: dicen que con el episodio de la designación del fiscal del estado, los morenos se dividieron. ¡Gran mentira! No se puede dividir lo que nunca estuvo unido. Morena en Michoacán no existe, está en formación. Es, por ahora, una entelequia que depende del gobierno de López Obrador.

En ese estatus, cada quien jala por y para su cuenta. Al fin en formación, ni siquiera han tejido alianzas o compromisos entre ellos y ellas; eso se irá viendo conforme avance el calendario y se acerquen los comicios del 21.

Y ojo: tampoco puede haber traiciones entre morenos… porque no hay lealtades.

Entonces ya entendemos por qué lo único que se rompió fue la cristalería. No había más que romper.

Aquí se queda… ¡aquí entre nos!

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