Sendero Político

Por José Cruz Delgado

Estaba más que cantada la traición del diputado federal y líder estatal de Alternativa Democrática Nacional, Carlos Torres Piña, quien deja las filas perredistas para sumarse al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Torres Piña era un aliado indiscutible del gobernador Silvano Aureoles Conejo, pero al no obtener el año pasado la candidatura al Senado de la República ni otros privilegios, decide traicionarlo.

El ex líder del PRD señaló en una ocasión que había una actitud de “agandalle” por parte del grupo político que al interior del PRD encabeza el gobierno estatal y que todo tenía un límite.

Refirió que desde ADN habían contribuido a la unidad y fortalecimiento del PRD, sosteniendo los equilibrios “a pesar de la actitud totalitaria que han asumido quienes hoy se sienten dueños del partido y solo nos invitan a caminar juntos cuando buscan obtener sus propios intereses”.

Fue evidente el enojo de Torres Piña desde el momento en que Antonio García Conejo fue electo candidato a senador, pues él también aspiró al cargo pero perdió, y como premio de consolación le dieron la diputación federal, vía plurinominal, como siempre, pues nunca ha sido de mayoría.

No puede decirse agraviado, pues siempre ha gozado de privilegios junto con su gente, al igual que otros malagradecidos legisladores locales que junto con él se irán a Morena, y no por convicción, sino porque no les dieron lo que querían y creen que sus ambiciones las van a obtener en ese partido.

A través de su cuenta en Facebook, se queja amargamente que han sido tratados con indiferencia y que hasta las puertas les cerraban para hacer gestiones, sin embargo, muchos y muchas de ADN han ocupado cargos de elección popular y puestos púbicos importantes en la administración estatal, y hoy se hace el mártir al haber dicho que fueron utilizados reiteradamente a cambio de nada.

No hay que ser magos para saber que él y su tribu no son más que oportunistas que creen que en Morena les va a ir mejor, por eso abandonan al PRD, lo dejan para buscar satisfacer sus ambiciones personales, para saciar sus aspiraciones políticas, su hambre de poder.

Lo curioso es que Carlos Torres Piña no ha dado la cara para nada; todo pacta en lo oscurito, como siempre. Quizá no quiere que sus conocidos lo tachen de oportunista y traidor, y no se atreve a verlos de frente y a los ojos.

Su traición deja ver que solo quería posiciones y canonjías, pues si de verdad le interesaba el pueblo y su partido no habría consumado una traición tan baja.

Así que, una vez consumada la traición de Torres Piña y otros afines, como chapulines brincan a Morena. A dónde vaya, a donde esté ¿se le puede creer a un traidor? Dicen que el que traiciona una vez traiciona dos veces.

Usted tiene la palabra, amable lector.

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