Lo que supuestamente tanto aterraba a los partidos de oposición y grupos y activistas de derechos humanos, la “militarización de la seguridad pública”, fue lo que finalmente aprobaron ayer en el Senado de la República, junto con la mayoría de Morena.

El dictamen de la Guardia Nacional, aprobado en lo general y en lo particular, por unanimidad de todos los grupos parlamentarios en la Cámara Alta, establece que la nueva institución tendrá un periodo de conformación de cinco años y tendrá un mando civil.

¿Y qué va a pasar en ese periodo de cinco años? El famoso transitorio quinto de la iniciativa es preciso: en tanto la Guardia forma su estructura, el presidente de la República “podrá disponer de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública, pero su labor será de carácter extraordinario, regulado, fiscalizado y de tipo auxiliar de las instituciones civiles”.

Está bien que priistas, panistas, emeceistas y perredistas festejen y alardeen con eso de que son el “contrapeso” justo que necesitaba la democracia mexicana; al fin y al cabo, efectivamente, lograron modificaciones importantes a la iniciativa que envió el Ejecutivo Federal y luego aprobó la Cámara de Diputados.

¿Qué cambios? La Guardia Nacional, cuando se integre, tendrá mando completamente civil; no habrá junta de jefes de Estado Mayor; no sustituirá a las policías estatales y municipales -que, por cierto, también en cinco años tendrán que fortalecerse, modernizarse y capacitarse-, y sólo intervendrá en los estados a solicitud de los gobiernos locales, pero…

Pero por lo pronto, el dictamen aprobado lleva implícita la aceptación: hoy por hoy, el Ejército y la Marina son las únicas instituciones con capacidad, recursos y elementos para combatir la delincuencia.

Y por eso la autorización al presidente Andrés Manuel López Obrador para encargarles la seguridad pública del país durante los próximos cinco años.

Por eso también la suma del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño, a las celebraciones, suscribiendo todo lo aprobado en el Senado: la Guardia Nacional será “un cuerpo policial de excelencia, con adscripción civil y formación homologada a la militar”.

Es un “gran triunfo”, añadió Durazo, quien felicitó a las senadoras y senadores “por lograr el nivel de consenso en un tema tan controvertido”.

Y no faltaba más: “total acuerdo con sus términos”.

Aquí se queda… ¡aquí entre nos!

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