Nayarit y Coahuila pesan, cuentan… Y mucho

Arrancaron las campañas por los gobiernos de los estados de México, Nayarit y Coahuila y durante los próximos dos meses seremos testigos de la gran batalla entre los partidos, previa a la elección presidencial de 2018; el resultado de los comicios en esas entidades el próximo 4 de junio, influirá sobremanera en la definición de los presidenciables de cada una de las fuerzas políticas y será una llamada de atención para cada cual de lo que hay que hacer y dejar de hacer en los siguientes doce meses.

Por el volumen de su padrón electoral de casi 11 millones 400 mil ciudadanos y por ser la tierra de Enrique Peña Nieto, las miradas y los análisis se concentrarán en el Estado de México, pero los priistas deberán estar muy atentos al probable “voto de castigo” que puede hacerlos perder en Nayarit y Coahuila, entidades donde el tricolor ha dejado estela de olores nauseabundos.

Que a nadie sorprenda una eventual derrota del PRI en las tres entidades, pero… Pero sobre todo que podría darse la sorpresa de la que pocos hablan: que el PRI gane en el Edomex y pierda en Coahuila y Nayarit. Seguro que un resultado así, modificaría todos los análisis y las proyecciones que se hacen para el 2018.

Vaya, pues, Nayarit y Coahuila también cuentan. Y también podrían dar “pistas”, claras señales de lo que podría ocurrir en la presidencial, que es lo que realmente ya está en juego.

“Edgarito”, el narcofiscal que resultó ser como el diablo

Nayarit, ahora mismo, nos presenta lo peor, lo más nefasto de la política en el país: la colusión con el crimen organizado. La detención en Estados Unidos del fiscal general de esa entidad, Édgar Veytia, por su presunta participación en la estructura del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), es sin duda alguna un duro golpe al priismo nacional, no sólo nayarita.

“Edgarito”, como llamaba amistosamente a su fiscal el gobernador priista de Nayarit, Roberto Sandoval, resultó ser un capo del narcotrafico, según los cargos que pesan sobre él en cortes estadounidenses, y difícilmente quienes hicieron negocios a su amparo saldrán ilesos de la investigación que se arma en Estados Unidos.

¿Cuántos priístas hicieron negocio a su amparo? ¿Cuántos no confiaron en el poder de “Edgarito”, que resultó ser como su apodo, ‘El Diablo’?

Ya por lo pronto apareció el primer raspado: Jaime Rodriguez Calderon, el famoso ‘Bronco’, ex priista que hasta financiamiento habría recibido de Veyta durante su campaña por el gobierno de Nuevo León.

¿Seguirá alguien creyendo que el locuaz gobernador de Nuevo León y la sandez en que se convirtió la “independentitis” es la alternativa para el país?

En fin. Dejemos el paréntesis del inculto y pesado payaso que gobierna Nuevo León.

Superado el trance bronconiano, hagamos la pregunta: ¿puede el priismo explicar lo que pasó en el gobierno de Nayarit? ¿No resultará Sandoval peor que los Duarte de Veracruz y Chihuahua y el Borge de Quintana Roo?

Lo que ocurre en Nayarit, en el “pequeño” Nayarit, ¡aguas!, puede ser el detonador de la catástrofe priista, en junio próximo y en el de 2018 también.

No por nada, todo apunta a que el candidato de la coalición PRD-PAN, Antonio Echevarría García, se alzará con la victoria en las urnas el próximo 4 de junio. Ya se verá.

El nefasto legado de la dinastía Moreira

Como también se verá en el caso de Coahuila, entidad donde la dinastía de los Moreira puede marcar otro de los grandes hoyos negros del tricolor.

Humberto Moreira, ex gobernador y puesto bajo la lupa desde su detención en España el año pasado, fue acusado por el ex presidente Felipe Calderón de ser compinche de los capos.

La historia amenaza con dar para mas. Y casi todo a cuenta del PRI. Ya se verá.

Puestas así las cosas, no todas las claves están en el Estado de México. Para nada. Nayarit y Coahuila también cuentan, pesan… Y mucho.

Nos leemos en Plana Mayor, en siete días.

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