El caso Adame y la falta de rigor de grupos, grupitos y grupotes

El titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), Victor Manuel Serrato, se metió ayer al caso Salvador Adame Pardo y sus opiniones, si no fuera por la gravedad del tema, causarían risa y obligarían a sugerirle un curso rápido de derecho penal, la lectura de un manual para principiantes sobre la función del Ministerio Público y exigirle una dosis de seriedad, como ombudsman de Michoacán que es.

Exigió al personaje en cuestión reorientar la investigación del homicidio de Adame, simplemente porque a su juicio, los posibles móviles y personajes involucrados en el crimen que contiene la carpeta de investigación de la Procuraduría, “no le convencen”.

¿Por qué? El rollo que se tiró el presidente de la CEDH era innecesario; se lo hubiera ahorrado con sólo citar a aquel personaje de Hector Suárez: “¡pus nomás!”.

A la falta de rigor, la necedad y el estribillo que a fuerzas se quiere imponer desde algunos sectores: el condenable atentado en el que perdiera la vida Adame Pardo tuvo su origen en el ejercicio periodístico de quien fuera director de TV6 de Nueva Italia y es por lo tanto un golpe a la libertad de expresión.

Las instancias encargadas de la procuración de justicia, en el país en general, no gozan de cabal prestigio y son innumerables los casos que se han documentado -¡documentado!- sobre sus fallas, torpezas, abusos, excesos y actos de tortura en los que han incurrido para integrar sus investigaciones y señalar culpables. Eso es innegable y es parte de nuestra historia como país.

Pero no es exigiendo o demandando investigaciones a modo y para contentillo de grupos, grupitos y grupotes como se desterrarán aquellas prácticas y se abonará a la credibilidad de las procuradurías y fiscalías.

Por el contrario, posiciones irracionales y radicales con esos fines, sólo contribuyen, en los hechos, a desprestigiar y desacreditar a las instituciones. Que pretenden sino la fabricación de un caso y la presentación de culpables y culpas que satisfagan sus exigencias. Ahora sí que como diría el ya clásico: “haiga sido como haiga sido”.

¿Lo entenderán Serrato y en los grupos, grupitos y grupotes? Con mucha facilidad a algunos les da por la acusación sin pruebas, la descalificación sin argumentos y la estridencia como única opción para el debate. Los gritos y el denuesto a cambio de las ideas.

Dirían los estudiosos del derecho: no quieren investigaciones ni juicios apegados a la legalidad… Lo que quieren es la condena mediática, el juicio sumario de la plaza. Que se imponga el griterío desde las gradas… ¡ah, desde las redes sociales! Se sabe y se dice ahora.

Pero la consigna de batalla (“¡que sí, que no… Que cómo chingados no!) se queda en las calles. Y quienes no lo superan -las frustraciones y la incapacidad son una combinación explosiva- sólo terminan por dividir, engañar y ahuyentar a quienes de buena fe acuden a los grupos, grupitos y grupotes.

En fin… El caso es que la investigación por el homicidio de Salvador Adame no ha terminado. Sigue abierta y en curso. ¿A poco ya se les había olvidado? ¿Leen los informes que se les han entregado?

Y señor Serrato… Usted tiene una responsabilidad. ¡Sea serio, por favor!

Aquí se queda… ¡aquí entre nos!

 

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